Una vez salidos de fábrica e instalados, para que nuestros sistemas de ventilación y climatización funcionen de manera óptima es imprescindible realizar periódicamente un adecuado mantenimiento preventivo con el objetivo de prevenir posibles fallos, optimizar el rendimiento y prolongar su vida útil.
Las prácticas de mantenimiento preventivo más habituales suelen ser:
- Inspección de los componentes del equipo como filtros, ventiladores y conductos…
- Limpieza y reemplazo de filtros para evitar obstrucciones
- Limpieza de conductos para evitar acumulación de suciedad y partículas contaminantes
- Ajuste y calibración de controles, termostatos o sensores para su correcto funcionamiento
Si llevamos a cabo este mantenimiento conseguiremos diversos beneficios como:
- Mayor eficiencia energética para conseguir un ahorro del coste de funcionamiento
- Mayor durabilidad y fiabilidad al detectar y corregir pequeños problemas antes de tener que afrontar grandes reparaciones
- Mantenimiento de la calidad del aire interior al evitar acumulación de elementos y agentes externos
- Cumplimiento de las normas de prevención que evitan posibles sanciones
Por todo esto, el mantenimiento y cuidado de los sistemas de ventilación y climatización es una responsabilidad que redunda en una mayor eficiencia y fiabilidad.