Los filtros de aire son consumibles cuya durabilidad depende de múltiples factores, pero algunos de los más determinantes son su aplicación, las horas de uso o la concentración de partículas.
Se denomina pérdida de carga de un filtro a la diferencia de presión del aire antes y después del mismo. Con el uso las partículas retenidas por dicho filtro dificultan el paso de aire, incrementando la pérdida de carga.
A la hora de seleccionar un filtro es necesario tener en cuenta no sólo la pérdida de carga inicial, sino también la pérdida de carga final recomendada, momento en el cual el filtro deberá reponerse por uno nuevo.
En el caso de los equipos de ventilación es especialmente relevante, ya que el flujo de aire es constante. Según aumenta la perdida de carga, los ventiladores incrementan su potencia para mantener dicho caudal, incidiendo negativamente en la eficiencia energética, incrementando el desgaste del equipo y por tanto el riesgo de avería y los costes de mantenimiento derivados. En el diseño de los filtros se atiende a todos estos factores, estudiando con detalle el punto óptimo en el cual es conveniente cambiar dicho filtro para evitar un aumento en el consumo y los gastos imprevistos que implica.